Origen: Estados Unidos.
Alcohol: 40º
Cuando uno se encuentra con la botella azul índigo de Dkyy Vodka no sabe si servirse un chupito o colocarse unas gotitas en el cuello, tal es la elegancia de esta botella que envidiaría más de una marca de perfumes. Por lo demás hay que decir que el gran mérito de este vodka de San Francisco es que ha nacido para no ser sufrido. La idea de su progenitor, el polifacético Maurice Kanbar, fue la de crear un vodka tan puro que pudiera evitar aquella desagradable experiencia que denominamos resaca y que no es más que una fermentación de las impurezas propias de una destilación imperfecta. Para ello, Kanbar trabajó con los mejores trigos y se inventó una cuadruple destilación, que asegura un resultado inmaculado, por el que suspiran hasta los mismisimos rusos
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Acabo de probar este vodka, por primera vez. Lo he tomado al clima, es decir, no frio y sin hielos. No me he aguantado las ganas, y, ¡gran sorpresa! ...es delicioso. En vista es impecablemente transparente; en olor, se siente un aroma de alcohol puro, sin más maticez. No lo se, dare otra opinión cuando lo sirva luego de enfriarlo un poco en el refrigerador. En sabor es contundente, pero sin saturar el gusto. Es una mezcla de poder y sutileza. Esos es lo que puedo decir, y bueno, al llegar al estomago, se siente su poderío, al inicio. En boca deja ese amortigüamiento típico de las bebidas fuertes, pero de manera delicada, sin brusquedad.
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